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Estándares en la reactivación de la economía

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Antes de la pandemia, el mundo entendía de forma intuitiva el crecimiento lineal pero tenía dificultades para entender el crecimiento exponencial. También en términos sanitarios, la sociedad ha evolucionado, aumentando la conciencia sobre la importancia de la higiene, especialmente el impacto de lavarse las manos. Las acciones que han tenido mayor impacto en el control de la pandemia de Covid-19 están relacionadas con el poder de los estándares y su cumplimiento.

A través del análisis de las tendencias de expansión entre países, es posible identificar dónde han existido estándares y dónde se han cumplido o no. Los vecinos de China, Japón ( donde nació KAIZEN™), Singapur o incluso Macao, redujeron al máximo el impacto de la contaminación por Covid-19 porque tenían estándares sólidos para situaciones de pandemia. Estos conocimientos adquiridos tras la experiencia vivida con el SARS en 2002, permitieron una respuesta rápida y eficaz a esta segunda pandemia. En algunas fábricas en Rusia, ya se encontraban, en 2005, planes de contingencia sobre cómo proceder en caso de guerra química, ataque nuclear o incluso una invasión por parte de los americanos. Todos los colaboradores conocían esos estándares y por lo tanto estaban preparados para cualquier situación.

El correcto seguimiento de los estándares garantiza resultados consistentes y estables. Debido al incumplimiento o incluso la inexistencia de procedimientos, los resultados pueden ser aleatorios y conducir a situaciones no deseadas, aplicándose tanto a los comportamientos diarios, al cumplimiento de la distancia social o confinamiento, como a los procedimientos que deben seguirse para una recuperación exitosa. No se puede esperar la solución de un problema manteniendo los comportamientos que lo han ocasionado, por ello es imprescindible un cambio a una nueva normalidad.

Durante la recuperación, los diferentes sectores de la economía se enfrentarán a desafíos de distinta magnitud. Sin embargo, todos tendrán que adquirir la competencia y disciplina necesarias para cambiar los comportamientos y cumplir los estándares. Un estándar, desde la perspectiva KAIZEN™, representa la mejor manera de realizar una determinada tarea, la forma más fácil, sencilla, rápida y segura que se conoce hasta ahora. Los estándares deben ser sencillos, objetivos y únicos, es decir, solo debe existir un único estándar en vigor en un determinado momento, para una determinada tarea. En este contexto, cada sector de la economía empezará definiendo los procedimientos que garanticen el cumplimiento de la legislación actual, sin olvidar la atención a la eficiencia y la calidad de su servicio. No sólo las actividades con atención al público serán responsables de esta adaptación, sino que las empresas en su conjunto tendrán que transformarse, desde las operaciones hasta las actividades de soporte.

Esta pandemia ha provocado un movimiento emergente para un cambio de comportamiento a escala mundial. Esto presentará a las diferentes culturas un desafío de adaptación sin igual, que será tanto más difícil, en la medida en que la cultura de la mejora continua se encuentre menos presente. El refuerzo diario de estos comportamientos en las empresas debe ser coordinado por los líderes, que darán ejemplo y ayudarán a definir los comportamientos de sus colaboradores, no sólo como personal sino también como ciudadanos.

 

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